La aptitud intelectual es la disposición de un nivel elevado de recursos
cognoscitivos para la adquisición y el manejo de contenidos verbales, lógicos,
numéricos, espaciales, figurativos y otros, propios de tareas intelectuales. Por lo general, estos
alumnos pueden dar fácilmente soluciones adecuadas a las pruebas de
inteligencia, que constituyen una de las formas más efectivas para su
identificación.
Esta aptitud puede expresarse en forma de aptitud académica, ya que los
alumnos con talento intelectual tienen alto potencial de aprendizaje,
especialmente en áreas de su interés; aunque no se descarta la posibilidad de
que puedan tener un rendimiento por debajo de sus posibilidades debido a la
influencia de otros factores, por ejemplo, la carencia de un ambiente escolar estimulante y adecuado.
En esta aptitud
se combinan una serie de elevados recursos, principalmente de tipo verbal,
lógico y de gestión de memoria, mismos que permiten el almacenamiento y la
recuperación de cualquier tipo de información necesaria para tener éxito en la
adquisición de contenidos escolares.
Algunas
de las aptitudes de este tipo que más estudios han generado son dos: la aptitud
verbal y la aptitud matemática.
La
aptitud verbal se refleja en la habilidad para comunicarse efectivamente a
través de las palabras. Estos alumnos tienen una buena capacidad de comprensión
general, a menudo con buenos resultados escolares.
La aptitud matemática se caracteriza por la habilidad en el manejo de
recursos para la representación y manipulación de informaciones cuantitativas y
numéricas. Esta configuración intelectual manifiesta la tendencia a representar
cuantitativamente todo tipo de información, sea matemática o no. Estos alumnos
obtienen buenos resultados en las áreas escolares en las que se ponen en juego
sus aptitudes matemáticas ya que sus capacidades les auxilian en la comprensión
lógica de diversos materiales escolares.